Semana Santa, lecciones no aprendidas: senador John Harold Suárez

Bogotá D.C., abril 5 de 2021 (Columna del s. John Harold Suárez).-Hoy domingo de resurrección concluye para nosotros los católicos la llamada Semana Mayor, tiempo para oración y reflexión sobre Jesucristo y los momentos de su pasión, muerte y resurrección.

Gracias a la libertad de culto, consagrada en el artículo 19 de nuestra Constitución Política, estos días festivos en los cuales se suspenden la mayoría de actividades financieras, educativas, comerciales e industriales, tradicionalmente han sido destinados por muchas personas al turismo, el sector económico más afectado en esta pandemia y con el que, desde el Senado de la República, hemos sido solidarios, presentando y apoyando cada una de las iniciativas tendientes a su protección y reactivación.

Nuestro país no deja de sorprendernos. A pesar de estar afrontando una crisis económica y que voces apocalípticas de la oposición en la que abundan recetas demagógicas y facilistas para superarla, las cifras e imágenes vistas en medios de comunicación son claras señales que nuestra economía respira. De otro modo no se entendería la movilización de casi cinco millones de vehículos por nuestras carreteras, 642.242 pasajeros estimados por la Aeronáutica Civil se movilizan por los aeropuertos y una ocupación hotelera proyectada por Cotelco en un 50%, un indicador levemente inferior al del año 2019.

Es bueno traer a la memoria de muchos de los viajeros, especialmente de los más jóvenes, que gracias al programa de promoción turística ‘Vive Colombia, viaja por ella’ , impulsado dentro del marco de la política de seguridad democrática del presidente Álvaro Uribe, se recuperaron para las colombianos las vías de nuestra nación para que se pudiera viajar sin temor a ser víctimas de las llamadas “pescas milagrosas” en las que los criminales de las FARC y el ELN asaltaban y secuestraban a los viajeros.

La reactivación del turismo deja un sabor agridulce: la indisciplina y la irresponsabilidad ciudadana con el acatamiento de los protocolos mínimos en materia de bioseguridad. Las autoridades sanitarias y la Organización Mundial de la Salud - OMS llevan más de un año insistiéndonos en cumplir tres sencillas acciones para salvar vidas y prevenir el contagio: uso correcto del tapabocas, lavado frecuente de manos y distanciamiento social; pero el relajamiento en las medidas básicas de prevención parece ser el común denominador en el comportamiento social de quienes no han entendido que estamos siendo testigos de la peor pandemia en la historia de la humanidad. Para ellos no hay sensibilidad con las familias de los más de 60 mil compatriotas fallecidos por el Covid-19 dentro de los cuales, estoy seguro, todos tenemos seres queridos.

Estamos ad portas del tercer pico de la pandemia y la vida productiva no puede detenerse. Si continuamos el camino de la indisciplina seguirá en aumento el desempleo, el hambre, la miseria y la muerte.

Finalmente, es lamentable el ejemplo que dan algunos alcaldes, gobernadores y sus secretarios, quienes en medio de las crecientes cifras de contagios y alta ocupación de UCIS, hayan decidido tomarse unos días de descanso. Una total falta de solidaridad, responsabilidad y compromiso por sus coterráneos. Así mismo es increíble el abandono y descuido en que se encuentran muchos de los parques, mobiliario, zonas comunes y vías de municipios con vocación turística. Definitivamente a muchos les quedó grande el cargo para el cual fueron elegidos.

 


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